26/01/2025 |
Se atribuye al filósofo y matemático griego Tales de Mileto la frase: “El mundo está animado y lleno de espíritus”. Y lo real es que las creencias ante la manifestación de lo extraordinario componen la intrínseca simbología del folklore universal. Si bien es cierto que las tradiciones conforman un mapa lineal de sucesos reales, también lo es el hecho de que preservan misteriosas sustancias que escapan de modo tangencial al contexto histórico.
Dentro de esa amplia galaxia paranormal, nuestro rico folklore posee una siniestra facultad de abstracción y también de atracción que permite explorar aquella ensoñación por lo “oculto” que escapa al formato de un pensamiento pre constituído. De este modo, la infinidad de relatos que enmarcan al extenso y maravilloso territorio argentino también ponen en duda una realidad que decididamente se altera al cruzar ese límite hacia lo intangible y no menos aterrador.
Ese viaje hacia lo imprevisto se manifiesta en antiguas narraciones que se mantienen vivas merced a la sabia memoria mágica, escrita y oral de nuestros pobladores originarios y que no necesariamente responden a cosmogonías o a rituales religiosos. En tal sentido es correcto lo que afirma el historiador santiagueño Bernardo Canal Feijoo (1897-1982) acerca de que “El mito es una leyenda relacionada con el mundo sobrenatural y es mediante el folklore que se traduce en acto”.
En los tiempos de la llamada “Conquista” de América, tanto los navegantes de España y Portugal también trajeron consigo otras armas pero cargadas de leyendas, supersticiones y sortilegios e influenciados por los milenariuos cultos orientales que infestaron a las poblaciones rurales del Viejo Continente.
En nuestro país, el relato acerca de un abominable homínido que se oculta entre pastizales de la frontera argentino-boliviana y al que llaman “Ucumar” (“oso” en aymará) conmociona a los lugareños de todas las generaciones. Popularmente conocido como “El Yeti argentino”, este horrendo ser de gran estatura y abundante pelaje se asentaría entre las cristalinas vertientes del majestuoso cerro Zapla en la provincia de Jujuy y también en cercanías de Metán en Salta. Aquellos que han tenido el dudoso gusto de verlo, señalan que el “Ucumar” camina erguido y emite un sonido gutural. También sugieren que para espantarlo acuden a una antigua y escatológica receta que consiste en juntar orín humano y desparramarlo por las zonas que elige para manifestarse…
Entre cuevas infernales y perros endemoniados
Oculta entre los paisajes de Tinogasta en Catamarca, sus pobladores cuentan que existe una “Salamanca” o cueva del Infierno, en cuya entrada se aparece el mismísimo Mandinga en la forma de un paisano amigable que invita a pasar a todos aquellos codiciosos y arriesgados hombres dispuestos a perderlo todo, incluso su alma.
En algunas localidades del Noroeste de Argentina se manifiesta otro de los tantos malogrados espíritus que vaporosamente habitan nuestro suelo. Se trata de la afamada “Alma Mula”, que representaría al espectro de quien en vida fuera una mujer “ligera de cascos” cuyo espíritu no elevado tomó la figura de una mula, y que se ofrecería a llevar a los paisanos que por las noches salen de los almacenes de ramos generales: Pero una advertencia que corre de boca en boca también señala que aquellos que han aceptado su invitación, no han vuelto a ser los mismos….
Un enigmático relato acerca de un endemoniado “ser” bestial pleno de conjeturas proviene de comienzos del siglo XX y ronda entre los ingenios azucareros de Santiago del Estero, Salta y Tucumán. Responde al nombre de “El Familiar” y se trataría de un inmenso perro rabioso de pelaje negro que porta una cadena en el cuello y que representa a un enviado del Demonio.
En este caso los investigadores del folklore añaden crueles visos de realidad. En tal sentido hacen referencia a un cruel tormento perpetrado por los antiguos latifundistas que arrojaban a los hambrientos perros cimarrones a aquellos obreros que ante una amenaza de huelga por el maltrato que recibían, se resistían a la tortura y al rebenque, por lo que los zafreros dueños de las tierras amenazaban con arrojarlos a las fauces de este voraz y poco “Familiar” que los aguardaba encerrado en los galpones presto a devorarlos….
EL DATO
EL PUEBLO QUIERE SABER
FOLKLORE proviene de folk ( pueblo ) y lore (saber)
RECUADRO
Una “asombrosa” casa de Misiones
En la colorida Misiones se habla de espíritus y de aparecidos pero bajo un curioso nombre común: el “Asombro”. De acuerdo con testimonios directos de los oriundos de dicha provincia, se vincula al “Asombro” con el espíritu “no elevado” de un habitante que aún ronda por sus terruños. Muchos años atrás también era común encontrar viviendas abandonadas a las apuradas ya que habían sido destruidas porque sus habitantes pensaban que estaban “asombradas”, o embrujadas. En la localidad de “Cerro Azul” los viejos habitantes recuerdan la historia de una casona perteneciente a la familia de Hans M. un descendiente de los primeros colonos alemanes que poblaron tierra misionera. Se cuenta que una enfermedad terminal lo afectó y lo mantuvo postrado durante mucho tiempo. Antes de desencarnar y como última voluntad, el dueño de casa pidió a sus parientes que le acercaran una jarra con aguas de un río. Cuando rociaron con esas aguas el cuerpo del hombre desfalleciente, la horrorosa visión de unas sombras que revoloteaban por los aleros de los techos causaron asombro y terror a los familiares, hasta que el extraño Hans dio su último aliento...
Autor: Carlos Parodi, escritor e investigador de temas sobrenaturales.
gentileza suplemento “Fenomenos Paranormales” diario Crónica Instagram Carlos Parodi.64
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